Máximas clásicas y mínimas barrocas 6
- Yo perseguí una estrella y la estrella terminó persiguiéndome a mí. Los errores se pagan con la vida, porque no es posible equivocarse estando muerto.
- Mi vida no me pertenece, yo pertenezco a mi vida.
- La autenticidad no es un proyecto de vida.
- La mejor época del año es la primavera, el verano, el otoño y el invierno.
- El lujo está más al alcance de los ricos que de los pobres, pero no la elegancia, que depende más de la educación que del dinero.
- Llevo en mi corazón la estela de todos los mundos que fracasaron.
- El arrepentimiento del criminal en modo alguno lo exime de culpa, en todo caso confirma que merece el castigo.
- En invierno se me ponen mustios los aforismos que escribí en primavera.
- La frase atribuida a Einstein: “Sólo utilizamos el 10% de nuestro potencial mental” es la expresión correcta de la falta de criterio científico, en la medida en que no es posible dar porcentaje alguno de una totalidad que afirmamos desconocer.
- La mejor defensa es un buen ataque de risa.
- Las folclóricas parecen el travestí de sí mismas; más que maquillarse, se camuflan.
- La expresión: “llevar una vida normal” carece de significado.
- Nuestra época suplanta la veracidad por la verosimilitud. Pero la verdad es… inverosímil.
- El arte es la verdad de la ficción que nos permite superar la ficción de la verdad.
- Cuando damos limosnas, repartimos la pobreza, no la riqueza.
- Los enfermos mentales van creciendo al ritmo demandado por la producción de psicofármacos.
- El compromiso político ha hecho que ya no se tome en serio a los intelectuales.
- Ahora que te vas para siempre, déjame que te diga una cosa, solamente una última cosa: Quédate.
Del libro “Tierra firme de la fantasía”, de Rafael Gonzalo Madrid, 2004
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