Máximas clásicas y mínimas barrocas 3
- Tenemos deseos en tanto que somos imperfectos. La perfección no desea.
- Hacer bien el ridículo no es nada fácil.
- Los niños y los locos siempre dicen la verdad. Por ello se inventaron los colegios y los manicomios.
- La medicina ha progresado de tal manera que ya no estamos seguros de nuestra propia muerte.
- El loco es aquél que no tiene poder para asumir su locura.
- Si pudiera permanecer por un instante completamente quieto y en absoluto silencio, ¿aboliría el sonido y el movimiento?
- La especie humana se perpetúa a través de la sexualidad y la memoria, entre las cuales existe una íntima relación. Cuando Lázaro volvió del reino de los muertos no tenía recuerdos.
- Si lleno un vaso con agua del mar y la vuelvo a arrojar, ¿modifico el mar? Cada uno de mis actos más insignificantes y cotidianos, ¿repercute en la inmensidad del universo?
- Si cada pareja sólo tiene un hijo, no hay hermanos. Ni fraternidad.
- La postmodernidad ha convertido en dogma de fe el relativismo.
- A partir de un momento determinado, el presente se disuelve en una cadena de indeterminaciones. Cualquier momento es el mejor momento para empezar de cero.
- Los balcones enjaulan los besos de los enamorados.
- Después del constante bombardeo publicitario de consejos para prevenir las enfermedades cardiovasculares, casi resulta un alivio haber sufrido un infarto.
- La Iglesia cree en Cristo muerto, pero no en el vivo.
- Si en una sociedad todos sus habitantes enfermaran de cáncer, quien no lo hiciera sería considerado un inadaptado, un incapaz.
- El dolor no fortalece, el dolor duele. La fuerza fortalece.
- Si el ocio cuesta dinero, es negocio.
Estos aforismos forman parte del libro “Nostalgia geométrica del Caos”, de Rafael Gonzalo Madrid, 2001
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